viernes, 23 de mayo de 2014

Whatsapp

-"Dónde estás?". "En casa". "Mentira, sé que has salido". "Te juro que estoy en casa". "No te creo. Mándame una foto de lo que están dando en la tele".- La conversación -vía whatsapp- es real. Está grabada en el teléfono de una joven de 20 años que sufre el control permanente de su pareja. Cada vez que el aparato vibra, ella se estremece.

- "Te espero esta tarde". "No puedo". "Como no vengas, subiré a Facebook la foto que me mandaste"... La amenaza llega de un teléfono encendido. Las 24 horas. "Estamos todo el día conectados por lo que la sensación de indefensión y vulnerabilidad es permanente y facilita la sumisión. A menos que se aíslen del mundo, no hay un espacio en el que escapar de esa situación de acoso", afirma Benjamín Ballesteros, director de programas de la Fundación Anar. En su centro trabajan con menores pero, con más de 20 millones de 'smartphones' y 2,2 millones de tabletas en España, el fenómeno se extiende a todas las facetas de la vida social: desde el colegio, a las relaciones de pareja o el puro chantaje entre adultos.

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